Lejos estaba Stéphane Hessel de imaginar, en su visita de marzo de este año, la repercusión que alcanzaría su pequeño libro en nuestro país. A punto tal que,
recogiendo las ideas que se barajan en él y aún más en su título, el movimiento surgido en las principales plazas de España, encabezadas por las de Puerta del
Sol en Madrid y de Catalunya en Barcelona, pasó a denominarse con el genérico de los indignados.
Ahora, nos dejaríamos llevar por la respuesta fácil si dijéramos que el movimiento del 15-M nació fruto de la publicación de este autor francés nonagenario, ya que la concepción de la misma, es mucho anterior a la explosión en los espacios de todo el país. Eso sí, huelga mencionar que venía precedida de un éxito sin parangón en el país vecino.
Pero a decir verdad, no fue este el único libro en que se explican experiencias de jóvenes o dirigidas a ellos, y mucho de esto se pudo apreciar en la reciente
Feria del Libro de Madrid. Entre ellos encontramos Libre, solo y sin pasta, de Romain Monnery (Grijalbo), donde se habla de los jóvenes que rechazan el
mercado laboral, porque antes fueron rechazados por él; o Reacciona, de José Luis Sampedro, Federico Mayor Zaragoza, Baltasar Garzón entre otros (Aguilar), quienes también impulsan la necesidad de actuar pues según ellos, aún hay esperanza.
No hace falta ser un analista político para entender que al caldo de cultivo de tamaña muestra de protesta, se fragua a través de años de políticas cargadas de
falencias, que miraban de soslayo muchas de las consecuencias que se veían venir, y que exceden mucho más allá del gobierno circunstancial de turno.
Hoy las conciencias surgidas de la jornada del quince de mayo se debaten en cómo seguir el camino iniciado, con el aval de los aciertos cosechados, sus dudas metódicas y sus muchas inexperiencias como organización de base. Entendiendo aquello tan trillado de que no se puede esperar que hagan por ti cosas que por tu propio interés tú debes pilotar en tu vida. Para ello es menester nutrirse de información y luego reflexionar, y la lectura también puede llegar a ser una buena herramienta para este fin.