Aún recuerdo su figura longilínea, algo desgarbada a esa altura de su vida, y ese dejo de tristeza que reflejaba en su rostro mientras deambulaba por los pasillos del teatro Municipal San Martín de la ciudad de Buenos Aires; presintiendo las que serían quizá sus últimas pisadas en el país por el cual padecía a la distancia. La dictadura militar argentina mientras –a dos días de haber dejado el gobierno, que no el poder- intentaba contrarrestar los ecos soterrados que producían sus 1,95 metros con toda la potencia todavía intacta de su aparato mediático.
Ese silencio, ese reconocimiento negado de las autoridades hacia el escritor luego de años de residencia en Francia, era bien opuesto al espontáneo afecto callejero que recibía por donde fuera que pasara. Luego no pudo o no quiso evitar los lugares emblemáticos de la gran metrópoli platense, esos que tantas veces se vieron reflejados en sus textos: la avenida Corrientes y sus librerías con material de ocasión, la peatonal calle Florida, la confitería Richmond o el estadio Luna Park, que albergara tantas noches estelares de boxeo, y que fueron fuente de inspiración de su celebrado relato de la figura del boxeador Justo Suárez, el denominado Torito de Mataderos.
Aún así, debido a las particulares circunstancias políticas en las que se cimentó su visita, poco más se pudo saber de sus limitados días en Argentina. Sí se pudo corroborar que la partida del autor de Rayuela, 62 Modelo para armar, Final de Juego o Historias de Cronopios y de Famas, fue tan silenciosa como su llegada. Sólo un mes después de este hecho, el doce de febrero de 1984, una leucemia voraz acababa con su existencia.
Hoy a treinta y tres años de ese momento, sus lectores se siguen multiplicando y sus textos se siguen reproduciendo en diferentes soportes. La novedad ahora la manifiesta el sello Nórdica, a través de difundir tanto la vida como las historias del franco argentino en formato de cómic. Con los españoles Jesús Marchamalo a cargo de los textos y el dibujante Marc Torices como responsable de las viñetas.
El trabajo en sí guarda objetividad en cuanto a datos biográficos sin que ello en momento alguno pueda llegar a entorpecer la propia acción de la narración. Más cuando Torices da rienda suelta a su libre imaginación para conformar de manera convincente los elementos estrictamente gráficos del relato.
No cabe duda que dada la figura del personaje la apuesta tenía su dosis de riesgo. Pero, resultados a la vista, los hechos que jalonaron la vida del autor –referencia insoslayable para varias generaciones de sus connacionales-, en conjunto con las fantásticas viñetas, otorgan una innovadora visión de su obra y hacen de las páginas de Cortázar uno de los aciertos literarios del año.
FLF.-
Original propuesta para ahondar en un ya clásico y amado «prócer» de las letras argentinas. Muy interesante para llegar al publico joven, fan de los comics.