Entrevista: Berta Marsé

Berta Marsé (Lisbeth Salas)

Concisa, poco amiga de las estridencias y menos aún de las posturas acartonadas. Hemos tenido la oportunidad de conversar con la joven escritora barcelonesa, quien acaba de publicar Fantasías animadas (Ed. Anagrama), su segunda producción de relatos breves.

¿Cómo surgió la idea que ilustra la portada del libro (Batman y Robin en apasionado beso)?

 BM La historia es un poco decepcionante ya que yo tenía pensada otra, pero el ilustrador no quiso cederme los derechos. Luego encontré la nueva por pura casualidad y por suerte la autora (Isabel Samaras) accedió a ello.

– En un pasado no muy lejano has sido lectora de manuscritos y guiones para el cine, ¿cómo fue tu salto hacia la escritura?

BM  Bueno, yo ya escribía mientras hacía mis trabajos de lectura. Con lo cual, mi primer libro se editó con material “antiguo”, por tanto, no hubo salto sino una compaginación de tareas.

– Y una vez tu primera obra fue publicada, ¿cuál fue tu sensación, satisfacción, preocupación, responsabilidad…?

BM   Responsabilidad sí, satisfacción también, preocupación no tanto, ya que tardé siete años en hacer mi primer libro, En jaque (Anagrama). O sea, cuidé que no me cayera un palo muy gordo (risas). 

– Y las críticas ¿cómo respondieron?

BM  Bastante bien. De hecho, me fue mejor con las críticas que con las ventas (nuevas risas).

– Hablando de tu nueva apuesta, me gustaría destacar tres relatos, Lo de don Vito, El bebé de Rosa y Las prosperinas. Llama la atención cómo has creado las premisas de las historias y evidentemente cómo las has desarrollado. Como autora ¿cuál de ellos te ha dado más satisfacción?

BM Las prosperinas, porque es un cuento que de antemano había pensado  que no podría con él.

– ¿De dónde nació la idea?

BM  De un hecho casual. Hace unos años en la sala de espera de un hospital coincidí con dos viejecitas que tuvieron la misma conversación que yo reproduzco en el cuento. Y luego, la enlacé con otra anécdota que surge del pueblo de mi madre, ya que ella era toda una “prosperina”.

– Ya. ¿Y de dónde te surge esa vena ácida e irónica?

BM  Es algo inconsciente. Pero seguramente de mi madre.

 – Es habitual oír como los escritores noveles destacan la dificultad para que sus obras sean leídas por las editoriales. A tu juicio, ¿qué deben de tener los textos para lograr ese objetivo?

BM  Pues simplemente que estén bien. A mí me consta –por mi propia experiencia anterior- que las editoriales se lo leen todo. Si el material es bueno, de alguna forma llegará.

– Y ahora, ¿cómo sigue la historia, al menos en tu caso?

BM   Pues estoy trabajando en un texto, que probablemente derive en una novela corta, o tal vez mediana, ya que la gran extensión no va con mi estilo. Definitivamente, no me gustan los tochos, son como las películas de cuatro horas, ¡imposibles!

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