«Las leyes de los hombres o de la naturaleza, se hallan a merced de una brutalidad inconsciente y feroz. El terremoto que aplasta un pueblo entero bajo las casas que se desmoronan; el río desbordado que arrastra campesinos ahogados y cadáveres de bueyes y vigas arrancadas de los techos; o el ejército glorioso que extermina a los que se defienden, se lleva prisioneros a los demás, saquea en nombre del Sable y da gracias a Dios al son del cañón, son plagas igualmente espantosas que desconciertan a quienes creen en la justicia eterna y resquebrajan la confianza que se nos inculca en la protección del cielo y la razón del hombre»
Texto del relato Bola de sebo, de Guy de Maupassant