El aporte de la literatura rusa

La experimentada actriz, para mostrar su enojo respecto a los que consideraba poco experimentados actores que la acompañaban,  le soltó al director de la compañía “¡Pero si estos aún están en Chéjov!”; expresión que viene a significar que el autor ruso tiene un espacio de estudio en las principales escuelas de formación de Antón+Ché..intérpretes del mundo.

Bien es cierto también que no es el único autor que ha logrado trascendencia, nombres como Pushkin, Gogol, Tolstoi, Gorki, Dostoievski por sólo nombrar a unos pocos, han hecho sus aportes de valía a las letras universales, ya sea en forma de poesía, novela, cuento o pieza teatral, llevando a las editoriales a reeditar sus obras de forma permanente a través de los años.

En lo concerniente  a Antón Chéjov, sus primeros pasos en teatro fueron a través de vodeviles que lograron cierto éxito. Pero la verdadera proyección le llegaría a través de sus dramas: La gaviota, Tío Vania, Las tres hermanas, y la que fuera su última contribución en vida, El jardín de los cerezos. En ésta la acción gira alrededor de los descendientes de una noble familia de terratenientes, quienes se ven obligados a desprenderse de su propiedad y con ella -como símbolo del viejo bienestar- el hermoso jardín poblado de viejos cerezos.

La obra muestra la caída de una clase que adquiere cierta simetría con nuestros días, que hace de ésta una texto imperecedero y universal,  cuando el comprador a pesar de la oposición de la familia tiene la intención de destinar la residencia señorial y el jardín que la engalana, para otros usos comerciales más de acorde con los nuevos tiempos que corren.

De ella, el texto siguiente:

– LOPAJIN (capitalista e inversor): Estoy deseando decirle algo muy agradable… Algo risueño… (consulta su reloj). He de marcharme ahora mismo. No me queda ya tiempo para charlar; pero sí puedo decírselo en tres palabras. Como usted ya sabe, su jardín de los cerezos ha sido puesto en venta para saldar –con el dinero que se obtenga de él- las deudas. Usted, sin embargo, querida, no se preocupe… Duerma tranquila… Se ha encontrado una solución. He aquí mi proyecto… Les ruego que escuchen atentamente… Su hacienda dista de la ciudad tan sólo veinte verstas… El ferrocarril pasa junto a ella…; por tanto, si el jardín de los cerezos y la parte del terreno que da al río fueran divididos, obtendría usted un beneficio de veinticinco mil rublos al año, como mínimo.

– GAEV (heredero): Perdón…, pero eso es una tontería.

– LIUBOV ANDREEVNA (heredera): ¡No acabo de comprenderle, Ermolai Alekseievich!

– LOPAJIN: Cada veraneante le pagaría veinticinco rublos al año como mínimo, yo le garantizo que de aquí al otoño, no le quedará ni un pedacito de terreno libre. Se lo llevarán todo. Conque, en una palabra: la felicito. Está usted salvada… El paisaje es maravilloso y el río profundo… Sólo habría que, naturalmente, quitar algunas cosas…, que limpiar un poco… Por ejemplo…, digamos… derribar las viejas construcciones…, esta misma casa ya no vale nada, y talar el viejo jardín de los cerezos…

– LIUBOV ANDREEVNA: ¿Talarlo…? Perdone, querido, pero usted no entiende nada de eso… Si en toda región hay algo interesante y hasta sobresaliente…, es nuestro jardín de los cerezos.

– LOPAJIN: Lo único sobresaliente de este jardín es su gran tamaño… La guinda sólo se da cada dos años, y luego uno no sabe qué hacer con ella. Créanme, después nadie la compra…

 

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