A muchos centros se los conoce eufemísticamente como «correccionales», cuando es conocida la dificultad que conlleva darle un nuevo sentido a la vida a aquellos que están recluidos en las prisiones. Algunos estudiosos del sistema carcelario exponen que son instituciones que solo sirven para que los jóvenes que hayan delinquido se «profesionalicen», mientras que los mayores tienen la oportunidad de establecer nuevas alianzas a futuro. Aun así hay quienes no se dan por vencidos y persisten en su intento de aportar al sistema, introduciendo cambios que no son innovadores pero que se habían dejado de implementar; es el caso del servicio penitenciario chileno, quienes han vuelto a diseminar bibliotecas por sus centros. Los resultados son alentadores, por lo que se espera completar la implantación en la mayoría de prisiones. Solo basta ver los efectos que provoca la iniciativa, mientras se les abren otras posibilidades a priori impensadas para los que están recluidos. El video a continuación ilustra al respecto:
(Realización del video a cargo de La Tercera de Chile)
Excelente video, con un contenido que debería hacerse más popular en todas las cárceles del mundo.
En mi pías, Argentina, podría ser ,muchas veces, el primer – y a lo mejor único-contacto con la literatura que puedan tener muchas personas. Y una apertura al mágico mundo de la lectura, tristemente desconocido por tantos y que abre las puertas a «las libertades» que podamos necesitar.